El comercio internacional vive una reconfiguración. En medio de las tensiones geopolíticas y la reducción de la demanda en Estados Unidos, China está redirigiendo una parte importante de sus exportaciones hacia Latinoamérica y África.
Según los últimos datos de comercio exterior, las ventas hacia EE. UU. cayeron en los últimos meses, lo que llevó a Pekín a reforzar vínculos con otras regiones emergentes. Esta estrategia busca diversificar destinos y reducir la dependencia del mercado estadounidense, que históricamente ha sido uno de los principales receptores de productos chinos.
Para Latinoamérica, este cambio significa una mayor llegada de bienes manufacturados, electrónicos, textiles y automotrices, mientras que África recibe principalmente maquinaria y equipos de construcción.
Los expertos señalan que la tendencia puede traer oportunidades económicas, pero también retos:
- Aumentar la competitividad de industrias locales.
- Enfrentar un posible déficit comercial si las exportaciones regionales no logran equilibrar el flujo de importaciones.
- Analizar los efectos en empleo e industria nacional, particularmente en sectores sensibles.
En Costa Rica, el giro podría impactar en áreas como el comercio minorista, la tecnología y los bienes de consumo, además de abrir un debate sobre cómo aprovechar mejor los tratados y relaciones bilaterales con China.