Lun. Oct 13th, 2025

Un reciente informe ha señalado que la creciente presión turística en el Parque Nacional Corcovado, uno de los sitios más biodiversos del mundo, podría estar poniendo en riesgo su frágil ecosistema.

Corcovado, ubicado en la península de Osa, resguarda una impresionante variedad de hábitats —desde bosques primarios y manglares hasta playas— y alberga cientos de especies emblemáticas como jaguares, tapirs, águilas harpías y guacamayas escarlata.

En los últimos años, las autoridades aumentaron drásticamente la capacidad diaria de visitantes en sectores populares como la estación Sirena, elevando el cupo de 120 a 240 personas por día, sin estudios científicos que respalden esa decisión. Esta medida ha generado preocupación entre comunidades locales y conservacionistas, que alertan sobre posibles daños a la vegetación, alteración del comportamiento animal y deterioro de la experiencia natural.

Incluso la Sala Constitucional falló recientemente contra esta medida, ordenando que se elabore una nueva normativa que incluya parámetros técnicos y científicos claros para la regulación del flujo de turistas.

Corcovado enfrenta una tensión creciente entre el turismo masificado y la necesidad de conservar su entorno. Aunque la actividad turística genera ingresos importantes para la región, el incremento sin control puede derivar en erosión de senderos, contaminación, presión sobre la fauna y degradación de los hábitats naturales.
Para la sostenibilidad del parque, expertos demandan planes coordinados que limiten los visitantes, promuevan rutas ecológicas y fortalezcan la vigilancia, garantizando que el turismo y la conservación avancen de manera equilibrada.