En Costa Rica, lo que muchos turistas consideran un recuerdo inofensivo, como llevarse conchas marinas, constituye un delito según la Ley de Conservación de la Vida Silvestre. Extraer estos recursos naturales sin permiso se considera tráfico ilegal de vida silvestre y está penado por la ley.
Las autoridades costarricenses han implementado medidas estrictas para prevenir esta práctica. Entre ellas, el uso de una aplicación de inteligencia artificial que permite identificar el origen de las conchas decomisadas en aeropuertos y otros puntos de control.
Una vez identificadas, las conchas son devueltas a su hábitat natural, ya sea en las costas del Caribe o del Pacífico, donde cumplen funciones ecológicas esenciales para la biodiversidad marina.
El objetivo de estas acciones es proteger los ecosistemas marinos, garantizar la sostenibilidad de las especies y educar a los turistas sobre la importancia de respetar las leyes locales.
Expertos destacan que la extracción de conchas puede afectar la reproducción de moluscos y otras especies marinas, alterando el equilibrio ecológico de las zonas costeras.
La autoridad ambiental costarricense hace un llamado a la población y a los visitantes internacionales a no extraer recursos naturales y a contribuir con la conservación del medio ambiente.
Respetar estas normas no solo evita sanciones legales, sino que también promueve la protección de la riqueza natural de Costa Rica, uno de los países con mayor biodiversidad del mundo.