Los expertos en salud mental hacen un llamado urgente a la población para priorizar el bienestar emocional, especialmente ante el aumento en los intentos de suicidio registrados en el país. Según datos recientes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), durante el último año se reportaron 12.948 intentos de suicidio, una cifra alarmante que destaca la necesidad de reforzar la prevención y la atención oportuna.
Las estadísticas revelan que las mujeres son quienes más consultan por temas relacionados con la salud mental, acumulando 8.836 atenciones, frente a 4.609 consultas realizadas por hombres. Sin embargo, especialistas advierten que muchos hombres enfrentan barreras sociales y culturales para buscar ayuda, debido al temor de ser percibidos como vulnerables, lo que podría estar invisibilizando su sufrimiento.

“Les cuesta pedir apoyo, no reconocen que lo necesitan y, en algunos casos, no lo aceptan cuando se les ofrece. Definitivamente no es que los hombres no tengan problemas de salud mental, sino que no consultan por temas relacionados con la masculinidad”, añadió doctor Dagoberto Solano Marín
Señales de alerta a las que debemos prestar atención:
- Aislamiento social
- Falta de apetito
- Escasa o nula interacción con los demás
- Cambios en los hábitos de sueño
- Disminución del rendimiento académico
La mayor incidencia de intentos de autoeliminación se registró entre personas de 20 a 44 años, con un total de 6.295 atenciones. El segundo grupo más afectado fueron los jóvenes entre 10 y 19 años, con 4.838 casos.
Ante la sospecha de que una persona pueda estar considerando el suicidio, el Ministerio de Salud recomienda hablar directamente con ella sobre el tema. Lejos de inducir a la acción, esta práctica abre un espacio seguro donde la persona puede expresar lo que siente, reduciendo así el riesgo de una acción fatal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha alertado sobre esta problemática, al señalar que el suicidio es actualmente la tercera causa de muerte entre personas de 15 a 29 años. Los psicólogos recuerdan que la adolescencia es una etapa de múltiples transformaciones físicas, hormonales y sociales, lo que la convierte en un periodo especialmente vulnerable.