Un reciente informe publicado por medios neerlandeses advierte que Costa Rica se ha convertido en una zona estratégica para el tránsito de cocaína hacia Europa, lo que estaría impulsando un preocupante aumento en los índices de violencia.
De acuerdo con la investigación —replicada por The Tico Times—, los puertos de Moín y Limón son utilizados por organizaciones criminales internacionales para mover cargamentos ilícitos. La apertura del nuevo puerto en 2019 habría facilitado operaciones de alto volumen que hoy colocan al país en el mapa del narcotráfico global.
Las cifras son alarmantes: en 2023, Costa Rica registró 907 homicidios, el número más alto en su historia reciente. Entre 2020 y 2023 los asesinatos aumentaron más de un 50 %, en gran parte vinculados a disputas entre bandas por control territorial y rutas de tráfico.
El informe también resalta que jóvenes en zonas vulnerables, especialmente en la provincia de Limón, son reclutados por grupos criminales ante la falta de empleo y oportunidades. Expertos consultados señalan que el país enfrenta una “tormenta perfecta” donde la violencia, la desigualdad y la debilidad institucional se combinan.
Aunque el turismo no ha sido directamente afectado, analistas advierten que una escalada de violencia podría dañar la imagen de Costa Rica como nación pacífica y estable. El desafío, afirman, será fortalecer la seguridad sin perder el enfoque en prevención social y desarrollo humano.


