Haití atraviesa una de sus peores crisis humanitarias de las últimas décadas. De acuerdo con datos de organismos internacionales, más del 50% de la población enfrenta inseguridad alimentaria severa, lo que significa que millones de personas no tienen acceso suficiente a alimentos para cubrir sus necesidades diarias.
La combinación de violencia de pandillas, inestabilidad política, pobreza estructural y fenómenos climáticos extremos ha deteriorado la producción agrícola y las cadenas de suministro. Esto ha derivado en un aumento de los precios de productos básicos y en la dependencia de ayuda internacional.
Organismos como la ONU y el Programa Mundial de Alimentos advierten que, si no se toman medidas inmediatas, la situación podría transformarse en una emergencia de hambruna generalizada. Además, miles de familias se ven obligadas a migrar dentro y fuera del país en busca de seguridad y sustento.
La crisis alimentaria en Haití no solo afecta a su población, sino que también plantea un reto regional, ya que la migración y la falta de estabilidad impactan directamente en otros países del Caribe y Centroamérica, incluyendo a Costa Rica.