El viernes por la noche (11.08.2023), autoridades del condado de Maui en las Islas Hawái informaron que el número de fallecidos se ha elevado a 80 como consecuencia de los incendios que han afectado la región durante esta semana. En una actualización periódica de la situación, también se reveló que 1.418 personas han sido evacuadas y trasladadas a refugios de emergencia. A medida que los residentes comienzan a retornar a sus hogares, la cifra oficial de víctimas mortales, que ayer se situaba en 55, sigue incrementándose.
Las críticas hacia la respuesta oficial ante esta tragedia están cobrando fuerza. Ante este panorama, Anne Lopez, fiscal general de Hawái, anunció la apertura de una investigación para evaluar cómo se manejó la crisis. Residentes de la zona han expresado su insatisfacción por la falta de advertencias sobre los incendios, que dejaron a muchas personas atrapadas en la localidad. López afirmó su compromiso de llevar a cabo «un análisis exhaustivo de las decisiones cruciales y las políticas implementadas que llevaron, durante y después, a los incendios forestales en las islas de Maui y Hawái a lo largo de esta semana».
Equipos de búsqueda, asistidos por perros entrenados, están trabajando arduamente para localizar a las víctimas de lo que el gobernador Josh Green ha señalado como «posiblemente el desastre natural más significativo en la historia de Hawái». Green, después de recorrer la histórica zona de Lahaina, expresó su consternación al afirmar: «Lo que hemos presenciado hoy ha sido de naturaleza catastrófica». Los incendios han arrasado más de 800 hectáreas en dos islas del archipiélago, forzando la evacuación de miles de personas, algunas de las cuales se vieron obligadas a lanzarse al agua para protegerse de las llamas.
El jueves, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró el estado de desastre en Hawái y ordenó el envío de asistencia federal para complementar los esfuerzos de recuperación llevados a cabo por las autoridades estatales y locales en las áreas afectadas por los incendios forestales que comenzaron el martes 8 de agosto.
Este evento representa el peor desastre natural en la región desde el tsunami de 1960 que cobró la vida de 61 personas en la localidad de Hilo. Aunque no alcanza la magnitud del tsunami de 1946, que dejó 158 fallecidos, antes de que las islas se convirtieran en estado de Estados Unidos. La intensa sequía que ha afectado la zona durante los últimos meses, sumada a los poderosos vientos provenientes del huracán Dora, han contribuido a la propagación de las llamas.