Las estructuras de venta de droga conocidas como “búnkeres” generan aproximadamente ₡15 millones diarios, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). La provincia de San José es la que registra mayor actividad, con más de mil búnkeres distribuidos en distintos barrios capitalinos.
De acuerdo con expertos, estas estructuras representan un entorno “seguro” para los consumidores de droga, ya que les brindan cierta protección y anonimato al momento de realizar sus compras. No obstante, esta dinámica genera serios problemas de seguridad, pues los adictos, en su necesidad por obtener dinero para comprar dosis, recurren a asaltos, robos, hurtos y hasta agresiones sexuales.

Bryan Sandí, criminólogo, indicó: «Un punto de narco menudeo genera hasta 1 millon de colones diarios, pero un bunker que genera hasta 5 millones por día, ya que el comprador de droga se siente mas seguro porque ahi mismo compra y consume entre iguales, algo asi como la diferencia entre consumir licor en un bar o hacerlo en la vía pública».
13 búnkeres demolidos en lo que va del 2025
Como parte de las estrategias para recuperar espacios inseguros, la Policía Municipal de San José demolió recientemente una estructura utilizada como búnker en San Francisco de Dos Ríos. Con esta acción, ya suman 13 búnkeres eliminados en lo que va del año, dentro de un total de más de 115 intervenciones realizadas por el municipio en distintos puntos del cantón.
“Estas estructuras abandonadas se convierten en puntos focales del delito. Al demolerlas, no solo estamos desmantelando espacios inseguros, sino también enviando un mensaje claro: San José no será territorio de la criminalidad. Invitamos a los propietarios que se han visto amenazados y que han perdido el control de sus propiedades a que denuncien de forma confidencial al 1717”, concluyó el director de la Policía Municipal, Marcelo Solano Ortiz.

El inmueble demolido estaba en estado de abandono y había sido tomado por personas consumidoras de sustancias psicoactivas. Según reportes constantes de vecinos, durante las noches llegaban personas a pie y en vehículos a adquirir drogas, lo que generaba temor y afectaba la convivencia comunitaria.
Cada demolición requiere una planificación compleja, que incluye el uso de maquinaria pesada, operativos de seguridad, limpieza y retiro de escombros. El costo estimado por intervención oscila entre ₡10 y ₡20 millones.