Mar. Oct 28th, 2025

La fuerza armada de Rusia anunció que su misil de crucero nuclear-alimentado, conocido como 9M730 Burevestnik, ha superado una prueba considerada “decisiva” en medio de la escalada geopolítica y la guerra en Ucrania. El arma —diseñada para operar con un reactor nuclear y portar ojivas nucleares— habría recorrido aproximadamente 14 000 kilómetros durante cerca de 15 horas de vuelo, según el informe oficial.

El presidente ruso declaró que este sistema es único en el mundo y que ninguna otra nación posee tecnología semejante, al mismo tiempo que ordenó preparar la infraestructura necesaria para su despliegue. Este anuncio se da en un contexto donde Rusia busca reafirmar su capacidad estratégica ante las crecientes sanciones occidentales y la profundización del conflicto.

Analistas señalan que, aunque la prueba representa un avance propagandístico relevante para Moscú, persisten dudas técnicas sobre su viabilidad operativa: velocidad sub-sónica, factibilidad real de evasión de defensas antiaéreas, y riesgos inherentes derivados de su reactor nuclear. En Occidente, el ensayo fue recibido con alarma: el presidente estadounidense lo calificó de “no apropiado” y renovó el llamado a poner fin a la guerra en Ucrania antes que fomentar nuevas armas.

Para la generación joven, este tipo de desarrollos implican más que un titular: afectan el panorama de seguridad global, el futuro de la destrucción nuclear, y las prioridades de inversión militar frente a los retos sociales y ambientales. Este anuncio no solo es técnico: tiene repercusiones que van desde tratados internacionales hasta la percepción de riesgo que cada persona lleva en su día a día.