Irán ha sido protagonista de una creciente tensión internacional que involucra directamente a Israel y a Estados Unidos. Aunque no es un país socialista, suele ser vinculado con movimientos de ese corte ideológico debido a su postura abiertamente antinorteamericana.
Su sistema político se fundamenta en creencias religiosas, y su máxima figura de poder, el líder supremo, permanece en el cargo desde 1989, lo que representa más de 36 años de control político estable y vertical.
Desde la década de 1950, Irán ha estado vinculado al desarrollo de energía nuclear. Paradójicamente, fue Estados Unidos quien impulsó el programa nuclear iraní en sus inicios, bajo la iniciativa “Átomos por la Paz”. En aquel entonces, Irán era un aliado estratégico de Washington. Sin embargo, tras la Revolución Islámica de 1979, el rumbo cambió radicalmente y el proyecto se detuvo temporalmente, para luego retomar en secreto y con objetivos militares en los años 90.
En medio del conflicto actual, surge la preocupación global sobre qué podría ocurrir si una base nuclear sufre un impacto directo o una explosión. El riesgo no solo es militar, sino también ambiental y geopolítico. Esto fue analizado por un físico nuclear en entrevista, con inserciones clave en los minutos:
En paralelo, el exministro costarricense de Obras Públicas y Transportes, Luis Amador, actualmente en Catar brindando asesoría, confirmó que el clima es tenso, aunque destacó que hubo un aviso previo de Estados Unidos, lo que evitó víctimas.
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Desde el análisis político nacional, la experta Mariela Palma advirtió que este conflicto internacional sí tendrá repercusiones económicas para Costa Rica, ya que podría incidir en los precios del petróleo y otras materias primas.
Finalmente, el mundo permanece a la expectativa de la reacción estadounidense ante los ataques iraníes a sus bases militares en el Golfo Pérsico, un punto de inflexión que podría escalar aún más el conflicto.